sábado, 12 de mayo de 2012

Crisis de referentes. La mayor crisis de la juventud.

Me había prometido no escribir sobre la crisis, sobre los problemas de la sociedad actual y sobre la situación que estamos viviendo, pero no quería dejar de dar mi punto de vista y exponer en unas líneas las que son las verdaderas razones que nos han llevado al punto en el que nos encontramos, y mi opinión es que estamos en la situación en la que estamos en gran medida por una crisis de referentes.

Una de las palabras o ideas que más se repiten en el ámbito de la educación no formal, del tiempo libre o de la intervención social, es la palabra referente. Todo proceso de acompañamiento, de intervención personal o grupal, incluso de animación, coincide en una idea, la idea de referente.

Referente es definido por la RAE como “término modélico por referencia”, por lo que de esta simple definición podemos decir que referente en el ámbito de la educación, puede ser aquella persona o personas, que bien en un momento determinado o bien en el desarrollo de un proceso, son modelos de conducta, guías de actuación, fuentes de destino.

Como educador intento llegar a las personas con las que interactúo, intento llegar y educar a través de mi forma de ser, de mi forma de relacionarme y lo más importante por mi forma de vivir.

En edades tempranas, niñez o pre adolescencia, el monitor de tiempo libre es referente por la visión idealizada del niño sobre la figura del monitor, le imitan en lenguaje, en el vestir, en el hacer,.. Y esa referencia bien construida puede ser una gran herramienta en la educación, ya que a través de los valores que se viven y se transmiten, también estás educando.

Mi gran duda llega en el momento en el que ni la juventud ni la sociedad cuentan con esos referentes tan claros. El referente que educa a través de su forma de vivir es difícil de encontrar en esta sociedad, por lo tanto, mi pregunta es: si no tenemos modelos a los que seguir, ¿cómo vamos a tener valores que aprender, actitudes que cambiar, conductas que mejorar?

Vivimos una época en la que las noticias que nos invaden son de índole negativo, falta de honestidad, promesas que sentimos incumplidas, líderes a los que ya no se cree nadie, valores totalmente deteriorados, y los niños y jóvenes crecen con ello, están madurando como si esto fuera normal.

Miremos donde miremos las palabras que nos llegan son corrupción, mentira, desfalco, crisis, y nos cuesta encontrar personas que estén por encima de ello, a personas de referencia en esta sociedad tan loca. Personas auténticas por sus valores y por su vida.

Los educadores debemos apostar por ser modelos saludables. Apostar por ser referentes. Los educadores debemos convertirnos en modelo de las personas a través de nuestra vida, siendo auténticos y educando desde el vivir.

Liderar un cambio a mejor está en nuestras manos.


miércoles, 8 de febrero de 2012

Ingredientes para una buena sesión de formación II

Comenzábamos este post con el inicio de una sesión formativa en la educación no formal, señalando que el primer ingrediente siempre es muy importante. Una vez pasada la presentación vamos a meternos de lleno en la sesión formativa, para la cual proponemos los siguientes pasos:

Como formadores antes una sesión formativa tenemos dos retos muy importantes, necesitamos responder a los objetivos que los alumnos se han marcado adquirir en nuestra sesión, y también a su vez, debemos conseguir cubrir nuestros propios objetivos como formadores ante esa sesión.

El camino para unir estos dos retos en una misma sesión formativa debe ser el trabajo en torno a los contenidos. El trabajo debe ser participativo. Vamos a proponer una dinámica de trabajo común en la que los grupos puedan reflexionar y darse cuenta del contenido que estamos trabajando.

Es indiferente que estemos hablando de habilidades sociales, como de manualidades, como de legislación, debemos acostumbrarnos a educar haciendo. Para ello tenemos a nuestra disposición multitud de herramientas, dinámicas, role playing,.. Que utilizaremos para hacer llegar a los alumnos los contenidos de la sesión, pero siendo ellos la parte activa.

Una sesión de formación en la educación no formal debe ser un proceso en el que el alumno vaya descubriendo poco a poco los contenidos, en el que el formador va a facilitar las herramientas necesarias en el momento necesario para que el alumno pueda encontrar lo que busca. Y que el alumno sea consciente de que es parte activa de la sesión, no un mero espectador.

Los ingredientes de cada sesión los debe ir poniendo el formador, pero cada grupo cada materia es diferente, por los que no siempre funcionarán los mismos ingredientes. Trabajo en grupo, compartir experiencias, relectura de las dinámicas,.. Cualquier herramienta puede funcionar si conseguimos que el grupo se involucre y sea parte de la sesión.

Es imprescindible que una vez concluido cada paso, el grupo obtenga un feedback de lo que se ha trabajado. El formador debe devolver al grupo los puntos que se han estado viendo, a fin de esquematizar ideas, aclarar conceptos y situar ante los nuevos objetivos de la sesión.

La importancia de aprender con la propia experiencia. El tiempo libre y la educación no formal permiten compartir en grupo y aprender de las experiencias de los demás, por lo que debemos aprovechar el diálogo para que sea también formación.

El núcleo de la sesión formativa es la parte crucial, en la que se van a ver los contenidos. Por ello debemos poner todo lo que esté en nuestra mano para que los alumnos puedan llegar a esos contenidos a través de la participación, la experiencia, el diálogo y la relectura.


lunes, 19 de diciembre de 2011

Ingredientes para una buena sesión de Formación I

Se acercan las fiestas de Navidad y confieso que además de a celebraciones familiares, cenas de amigos y días de fiesta, estos días a mi me recuerdan a cursos de formación. Y utilizando un pequeño símil como lo puede ser una receta, vamos a intentar dar con los ingredientes de una buena sesión de Formación en los próximos artículos del blog.

Cuando llegas a un curso, ya sea como profesor o como alumno, siempre te gusta situarte. No solo situarte en tu sitio, que probablemente uses frecuentemente el mismo, aunque solo sea por inercia, sino situarte con las personas y con la acción formativa que vas a comenzar. Por lo que como primer ingrediente es importante, que el formador sitúe su sesión y a los participantes.

Presentación del formador. Explicar quién eres y por qué estás ahí, qué pretendes conseguir en esas horas que os deparan juntos y las “reglas” de tu sesión, preguntas, respuestas, ritmo, descansos, forma de estar, forma de participar, que los participantes sepan a qué atenerse contigo.

El tipo de lenguaje que usemos desde la presentación debe ser acorde con nosotros y con lo que vayamos a impartir. Si utilizamos un lenguaje coloquial y cercano desde el principio, los alumnos también lo harán con nosotros. Debemos ser siempre respetuosos y educados.

Hay dos formas de presentación, que una persona de la organización esté allí para presentarte delante de los alumnos, o bien que sea el propio formador el que se presente a sí mismo.

Entiendo que el formador en su presentación debe buscar argumentos de unión con el grupo, desde compartir algún relato de su experiencia que esté relacionada con la formación a impartir, hasta el soñar sobre lo que le gustaría obtener con su sesión, hasta incorporar alguna dinámica de presentación que motive a los alumnos.

Presentación de los participantes. Que no quede solo en que nos digan su nombre y su procedencia, vamos a aprovechar para que la presentación sea parte de la formación y no un mero trámite. Es interesante saber qué se esperan de esa sesión, por qué se lo esperan, que les gustaría hacer, con qué se les puede sorprender.

Vamos a intentar que la presentación sea una sorpresa para la persona, que les toque pensar, no solo decir su nombre. Incorporar la presentación como comienzo de la formación nos permite hacer partícipes desde el primer minuto a los alumnos.

Una buena herramienta para poder hacer más útil la presentación, es incorporar a ella un elemento que vayamos a utilizar más adelante, me explico. Si presentamos verbalmente a los alumnos, podemos pedirles que un posit escriban la experiencia más destacada que recuerden que esté relacionada con lo que vamos a tratar en la sesión, y que lo guarden. Y llegado el momento de la sesión en que hayamos visto varios puntos importantes, aprovechamos para sacar ese posit y recordar lo que escribimos, ver qué coincidencias tiene esa experiencia con lo que hemos trabajado, que diferencias y explicar porqué.

El primer ingrediente siempre es muy importante, la presentación va a ser la base de todo el trabajo de la sesión de formación. Los humanos nos movemos por impresiones, y la primera impresión que demos a nuestros alumnos quedará para el resto de la sesión, así que vamos a trabajarla.