El activo más importante en el Tiempo Libre es la persona. Alrededor de la persona surge todo lo relativo a la intervención en el Tiempo Libre, educadores, monitores, acampados, dinámicas, herramientas, técnicas. Todo ello existe porque nuestro trabajo y vocación se basa en la relación entre personas.
Hace pocas fechas asistiendo a un curso de “Creatividad en el Tiempo Libre” el formador hablaba de multitud de temas, pero repetía una misma idea, en el trabajo como educadores, lo más importante es la persona, hay que cuidarla.
Me llamó la atención porque no hablaba solamente del cuidado a los usuarios, hablaba del cuidado entre nosotros, entre los educadores, del cuidado en el equipo de trabajo, del cuidado del jefe al trabajador, y del cuidado entre compañeros. Que es el que en muchas ocasiones, se nos olvida a los implicados.
Una de las herramientas que más he echado de menos en mi vida profesional en el Tiempo Libre, es el reforzamiento positivo. Entendido este reforzamiento positivo como el estímulo que debe sentir cada persona para que la acción o conducta que ha realizado se vuelva a repetir.
Dentro del tiempo libre una de las técnicas más potentes es el reforzamiento positivo, y los educadores debemos apostar por ello, teniendo en cuenta varios puntos:
- Reforzamiento positivo individualizado. El educador tiene tantos frentes abiertos como personas pasan por su vida, y cada persona tiene unas necesidades diferentes, por lo que cada persona necesitará un reforzamiento diferente, y para dar con ello, el educador debe dedicar tiempo a cada persona.
- Reforzamiento positivo vertical y horizontal. En los equipos de trabajo no solo debe existir un reforzamiento positivo de parte del superior hacia sus empleados, el reforzamiento debe darse entre compañeros, pero también de los educadores hacia su superior o hacia personas externas.
- Educar en el reforzamiento positivo. No se nace sabido, por lo que la educación no formal, debe poner énfasis en las técnicas y conceptos, para llevar a cabo un reforzamiento positivo en la intervención.
Para llevar a cabo una educación o un acompañamiento en positivo hay que estar preparado, y para ello nuestra formación a los educadores debe ofrecer esta visión.
En todas nuestras acciones, lo más importante, cuidar a la persona.
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